En el verano de
1865, un joven músico francés llamado Georges Bizet conoce en la ciudad
francesa de Vésinet a una niña de ocho años, llamada Cécile Louise Stephanie,
hija del financiero Monsieur Chaminade, que le deja asombrado por sus cualidades
musicales precoces, debido a las cuales llamaría en adelante a la pequeña “mon
petit Mozart”. Cuarenta años más tarde, esta niña sería ya una dama en cuyo
nombre y honor se fundarían cientos de clubs femeninos en Estados Unidos, cuyas
partituras serían vendidas por miles, y hasta daría nombre a una línea de
cosméticos femeninos. Aquella niña fue, en definitiva, la primera mujer que
vivió de componer música. Había nacido en París el ocho de agosto de 1857.
Con el apoyo del
joven Bizet, siguió cursando sus estudios musicales más allá del ámbito
familiar (aunque sin el apoyo de su padre, que era de la opinión de que una
mujer burguesa solo debía ser una buena madre y esposa). Hasta la muerte de su
padre (que acabo estando orgulloso de la carrera de su hija) escribió lo que el
mundo de su época llamaba “música seria”, destacando su maravilloso y
virtuosista “Concertino para
flauta”.
A partir de la
muerte de su padre, dejo de escribir “música seria” y empezó a escribir música
como manera de ganarse la vida, debido a su mala situación económica. Empezó a
escribir piezas de piano para pianistas intermedios y canciones acompañadas de
piano. Esto le proporcionó un enorme éxito en toda Europa y en Estados Unidos
Tenía un público
femenino ferviente que la adoraba, mientras los sectores musicales masculinos, denigraban
su música como música de salón. En definitiva, Chaminade escribía su música
para sus contemporáneas, para las mujeres aficionadas a la música, pianistas y
cantantes de mediano nivel.
Cécile recorrió
toda Europa y Estados Unidos con enorme éxito, llegando a ser recibido por el
presidente Roosevelt o la reina Victoria de Inglaterra.
En 1925 se retiró
definitivamente de la escena musical y después de sufrir la amputación de un
pie, fue a vivir a Montecarlo, donde vivió hasta su muerte, el 13 de agosto de
1944.
Obra
Su
obra consta de más de cuatrocientas composiciones, de las cuales apenas podemos
escuchar hoy en día algunas grabaciones. Entre sus composiciones, la mayoría
publicadas sólo en partitura y no grabadas comercialmente, encontramos un
ballet, “Callirhoé”, que se mantuvo en cartel durante meses desde su estreno;
el famoso Concertino para flauta;
los Seis estudios de concierto para piano; una obra escénica, “La Sevillana”;
una Sonata en Do menor; una gran cantidad de canciones para soprano y piano; e
innumerables piezas para piano solo.
Su nombre esta
olvidado hoy en día por el gran público y sólo reservado a unas cuantas
personas curiosas. Hasta tal punto esto es así que una magnífica grabación de
la Deustche Gramophone, realizada por la soprano Anne Sophie Von Otter, no
lleva en portada ni en la carátula del disco el nombre de la compositora, sino
en la contraportada y en letra menor.
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