LA MUJER EN LA MÚSICA

Si alguien nos preguntase sobre el nombre de algún compositor de música clásica, todos sabríamos responderles con Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi o Falla por poner un ejemplo. Pero si preguntamos por el nombre de alguna compositora ¿Que pasaría? ¿Alguien sabría decirnos alguna?
Decimos que apenas hay mujeres músicos, o eso al menos creemos. A continuación haremos un breve recorrido a lo que ha sido la música clásica hasta nuestros días para tratar de demostrar lo contrario. No solamente en la composición, sino también en su contribución más que notable al mundo de la música.

domingo, 2 de junio de 2013

Ethel Smyth

Dame Ethel Mary Smyth,nacida en el siglo XIX, fue una compositora inglesa y una de las líderes del movimiento sufragista.
La "Gran Dama del Imperio Británico nació en Inglaterra, en el seno de una familia militar de medio rango, dotada desde su más temprana infancia de una polifacética, curiosa y tenaz personalidad.
   
Compositora, directora, también prolífica escritora, Smyth supo desde muy joven imponerse ante la voluntad familiar, cuando en alguna oportunidad (y en curso contrario a sus hermanas, dispuestas todas a casarse) se rehusó a comer y a participar de actividades sociales hasta que le permitieran proseguir con sus estudios musicales formales.
Sus primeros recuerdos como creadora se ubican en sus 12 años, cuando escribía dúos y acompañamientos que interpretaba junto a una de sus hermanas.
Como su madre (pianista francesa), había heredado el admirable don de transportar y tocar de oído, y, finalmente y a pesar de los deseos de su padre, a los 19 años comenzó a estudiar en el Conservatorio de Leipzig, Alemania, en donde trabó amistad y se nutrió de influencias de músicos tales como Johannes Brahms, Clara Schumann,  Piotr Tchaikovsky y Gustav Mahler.
Sus trabajos incluyen sinfonías, trabajos corales, música de sala y óperas (siendo la más famosa The Wreckers). Su oído se deterioró en sus últimos años, y escribió muy poca música. Murió a los 86 años de edad y sus restos fueron incinerados.


La siguiente ópera de Ethel Smyth, la titulada The Wreckers (Los náufragos), fue compuesta entre los años 1903 y 1904, y ha sido considerada como su obra más lograda. A pesar de que el libreto original está compuesto en lengua francesa, la ópera suele representarse en inglés, adaptada por su único amante, Henry Brewster.

Transmitida la fuerte personalidad de la compositora y su preocupación por los derechos de las mujeres, este trabajo tiene un estilo distintivo y ecléctico. Algunas baladas y piezas grupales son simples con toques dramáticos que recuerdan a técnicas italianas y alemanas. En algunos momentos, como en el preludio del segundo acto, se puede apreciar la influencia del modernismo francés (Debussy). La ópera entera está enmarcada en una impresionante recurrencia de motivos, en un uso brillante del coro, y en una grandiosa y poderosa escritura orquestal. Se distingue por abordar temas comunes en la ópera, amor y muerte, dentro de sus preocupaciones personales sobre la comunidad y los cambios sociales. Con esta ópera, la autora pretendía transmitir no sólo a sus amigos músicos, sino a toda la sociedad, la importancia de luchar, prosperar y el deseo de superación.

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